Antes de iniciar
el camino
Mi padre me dijo cuando le comenté que iba a ir OTRA VEZ ESTE
AÑO al Camino de Santiago.
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¿Otra vez? ¿Para qué vas a ir otra vez? ¿No has
ido ya?
Esta cuestión, que él no llega a entender, hay muchas personas
que tampoco lo hacen. Pensar en las caminatas, en las cuestas, en el posible
mal tiempo tanto de calor como de lluvia o frío, en dormir en albergues más o
menos decentes rodeados de un montón de gente, en el cansancio, el sufrimiento
por el dolor en los pies y el resto del cuerpo …son un panorama poco alentador.
Eso sí, todos los que no lo entienden tienen algo en común:
nunca lo han hecho, no saben lo que es el camino. Todos los que han ido saben
de lo que hablo. El camino engancha, el camino crea vínculos que perduran en el
tiempo y que te hacen volver. Sus vivencias se quedan grabadas y pasan a formar
parte de tu yo interior.
También hay personas que se sienten atraídas por la idea de
hacerlo pero no encuentran el momento. Conozco muchas personas que están
deseando hacerlo pero que todavía no ha llegado su momento. Una vez leí que no
eres tú quien busca el camino sino que es el camino quien te busca a ti… Sea
esto cierto o no, lo que si tengo claro es que nadie debería perderse esta
experiencia. Da igual los días, las etapas o la ruta… Hacer el camino es una
experiencia muy hermosa que todo el mundo debería realizar al menos una vez.
Cada persona que lo hace tiene uno o varios motivos, y todos
son perfectamente válidos: desde el religioso, el deportivo, la aventura, el turismo,
la naturaleza, conocer nueva gente, hasta experimentar la espiritualidad, la meditación y reflexión interior, o la gastronomía,
la cultura…
El camino, indistintamente de los motivos por los que cada uno
lo hace, es un símil de una vida, que se
hace en un corto periodo de tiempo. El momento en que se toma la decisión de
hacerlo es cuando se gesta esa nueva vida, el embarazo es todo el periodo de
preparación física y mental, los entrenamientos, las malas noches, los dolores
y cansancios y la pregunta ¿Quién me mandaría a mí meterme en esta historia? que
se hace uno muchos días pensando en las duras etapas que se avecinan. Luego
llegan los días de nervios y estrés, de ilusión por el comienzo. Y empieza la
nueva vida, el camino. Los abrazos y los mejores deseos para lo que comienza. Y
van trascurriendo las etapas, los momentos buenos y malos, las buenas y malas
personas que vas encontrando a lo largo del camino-vida. Aparecen los ángeles
del camino, que son los que de verdad te hacen creer en el ser humano, que te
ayudan en muchos momentos cuando las cosas iban mal. Tengo experiencias
increíbles al respecto. Todas las
personas que encontraremos son importantes, aunque muchas sean prescindibles, porque
cada una aportará una experiencia. Y al final acaba con las sensaciones más
diversas: alegría por terminar y enorme tristeza porque se ha terminado. Pero
la entrada en la plaza del Obradoiro, con la catedral presidiéndolo todo, es
una vivencia única, sobre todo la primera vez. Emoción, alegría, llanto y risas
se mezclan, y cada uno hace un balance de todo lo que ha vivido. Porque en
definitiva, la respuesta a la primera pregunta es esa:
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¿Para qué vas a ir al camino?
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Para VIVIR…